«La compasión es nuestra naturaleza más profunda. Al cultivarla, podemos sanar y transformar nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.» Tara Brach
Por Romina Recchia
Terapia Focalizada en Compasión (CFT):
Sanar desde la compasión: un camino hacia el bienestar emocional
Desde tiempos ancestrales, los seres humanos hemos buscado encajar en la sociedad. Aprendemos a tratarnos con autocrítica y dureza, influenciados por nuestra cultura, nuestras experiencias tempranas y la evolución misma. Sin embargo, cuando esta autocrítica se vuelve excesiva, activa el sistema de amenaza del cerebro, contribuyendo a problemas psicológicos como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima.
La terapia basada en la autocompasión, como la Terapia Centrada en la Compasión (CFT), propone un enfoque transformador: aprender a relacionarnos con nosotros mismos desde la amabilidad y el respeto. Esta metodología nos invita a desarrollar habilidades cognitivas y emocionales que nos permitan flexibilizar nuestras conductas y promover cambios orientados hacia el bienestar.

La ciencia de la compasión
Este enfoque compasivo en psicoterapia se basa en el conocimiento de la neurobiología de la compasión y el sistema de cuidado. La neurociencia ha identificado regiones específicas del cerebro involucradas en la empatía, la compasión y la autorregulación emocional, como la ínsula anterior y la corteza prefrontal medial. Estudios han demostrado que la práctica de la compasión puede generar cambios neuroplásticos en estas áreas, fortaleciendo nuestra capacidad de afrontamiento y regulación emocional.
Paul Gilbert, creador de la Terapia Centrada en la Compasión, sostiene que cultivar la compasión hacia uno mismo y hacia los demás no solo nos ayuda a sanar emocionalmente, sino que también nos permite transformar la manera en que nos relacionamos con nuestras experiencias internas. Este enfoque resulta especialmente útil en personas con autocrítica severa, sentimientos de vergüenza o dificultades para el perdón.
Aplicaciones en la práctica terapéutica
Es común en la consulta encontrar personas atrapadas en un diálogo interno lleno de crítica y autodesprecio. Recuerdo el caso de una consultante que, desde la primera sesión, expresaba una fuerte tendencia a juzgarse de manera negativa. Sus pensamientos la llevaban al arrepentimiento constante y al autojuicio. A través de la terapia, pudo identificar estos patrones y desarrollar una actitud más compasiva hacia sí misma, reconociendo su humanidad y comprendiendo que errar es parte del camino de aprendizaje.
En estos casos, la terapeuta puede guiar el proceso con ejercicios de autorreflexión y autocuidado, fomentando la autocompasión y la aceptación. Prácticas como la visualización de la compasión, donde la persona se imagina recibiendo amor y apoyo de una figura compasiva o de una comunidad, pueden ser de gran ayuda para reconstruir un vínculo más amable con uno mismo.
Asimismo, en personas que han experimentado trauma o pérdidas significativas, la compasión se convierte en una herramienta fundamental para el proceso de sanación. En estos casos, se trabaja con la capacidad de ser testigo imparcial de la propia experiencia, promoviendo un diálogo interno más amoroso y menos punitivo. La práctica de los «múltiples yoes» ayuda a la persona a reconocer sus distintas partes internas y a interactuar con ellas desde la comprensión y la paciencia.
Un camino hacia la sanación
La Terapia Centrada en la Compasión no solo se enfoca en el trabajo personal, sino también en la capacidad de extender la compasión hacia los demás. A medida que aprendemos a tratarnos con más amabilidad, también desarrollamos una mayor empatía y capacidad de perdón, liberándonos del resentimiento y el dolor acumulado.
En definitiva, este enfoque terapéutico es un valioso recurso para quienes luchan con la autocrítica, la vergüenza, el trauma o la dificultad para perdonar. La compasión no es debilidad, sino fortaleza: una habilidad que podemos cultivar y que nos brinda una nueva manera de habitar nuestra mente y nuestro corazón.
Como dijo el mismo Paul Gilbert: «La compasión no es solo un sentimiento, sino un compromiso activo con el bienestar de uno mismo y de los demás». Cultivar esta actitud nos permite transformar el dolor en crecimiento y construir un camino de sanación basado en la amabilidad y la comprensión.
Te voy a contar una historia que ilustra el impacto de la vergüenza:
Soledad, una joven de 17 años, llegó a consulta sintiendo una profunda vergüenza por su apariencia física, consecuencia de años de burlas y comentarios despectivos. Su autoestima estaba deteriorada, y evitaba situaciones sociales por miedo al rechazo.
Durante la terapia, creamos un espacio seguro donde pudo reconocer y aceptar su vergüenza como una emoción humana. Aprendió a desafiar su voz interna crítica y a desarrollar una actitud más compasiva consigo misma. A través de técnicas específicas, fue reemplazando el autodesprecio por autocompasión, fortaleciendo su autoestima con actividades de autocuidado y gratitud.
Con el tiempo, Soledad comenzó a participar en eventos sociales y a conectar con los demás desde un lugar de mayor seguridad. La compasión que cultivó hacia sí misma se extendió a quienes la rodeaban, permitiéndole vivir con más autenticidad y bienestar. Su historia muestra cómo la terapia basada en la compasión puede transformar el dolor en crecimiento y sanación.
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