Llegando al Cuerpo, Calmando la Mente

«El viento de la mañana trae consigo nuevos aromas. Levántate y ábrete a ese viento que te mantiene vivo. Respíralo antes de que se vaya.» Rumi

 

La práctica de mindfulness y compasión es una herramienta poderosa, profunda y liberadora.

Mindfulness se define como la habilidad de ser y estar consciente de los pensamientos, emociones, sensaciones y acciones en el momento presente. Se trata de cultivar una conciencia plena de la experiencia fluida acompañando instante tras instante el cambio, con aceptación y sin juzgar.

Una definición que me parece completa del fundador del modelo Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR)- Programa de Reducción del Estrés basado en Atención Plena.

«Cuando prestamos una atención plena en el momento y el punto de contacto, podemos descansar en la apertura de la percepción pura , sin quedarnos atrapados en el dominio del pensamiento o en la corriente del desasosiego emocional, que, obviamente solo generan mas inquietud y turbulencia mental y nos impide apreciar la realidad desnuda de lo que es y responder, en consecuencia de un modo mas eficaz y auténtico».

Kabat Zinn  «La práctica de la atención plena»

La palabra Mindfulness puede ser traducida al castellano como Atención Plena o Conciencia Plena, sin embargo en nuestra cultura tal ha sido su difusión que la comunidad ya la conoce con su nombre en inglés.

Como toda habilidad requiere práctica, cómo si fuéramos a aprender a tocar un instrumento musical, al principio es probable que suene extraño, hasta que casi sin darnos cuenta su sonido es cada vez más armónico.

Mindfulness puede ir contra aprendizajes sociales muy afianzados en las culturas occidentales. En nuestra sociedad globalizada se le otorga mucho significado al «éxito», y éste es entendido cómo trabajar excesivamente, obtener objetos y dinero, llevar una vida apremiada por actividades tanto laborales como extra laborales, lograr prestigio en una búsqueda de aprobación, mantener una esquema corporal juvenil y  al estereotipo de belleza social.

Estos valores mucha veces importados, terminan funcionando una trampa vital en la que paradójicamente la búsqueda y mantenimiento de estos valores conduce a una vida cargada de sufrimiento, distanciada de aquellos sutiles y maravillosos momentos de plenitud y encuentro sincero con lo que es.

Sabemos que el contexto socio-verbal nos conducen a lugares de presión y desencuentro, competencia y dolor, a una carrera por la vida, a la búsqueda insaciable de  la felicidad absoluta, basada en el encuentro del placer, que al poco tiempo de ser obtenido se deshace ante nosotros.

Y en este contexto moderno, en el que se ha evolucionando a una vida más cómoda a nivel material, a los avances de la ciencia y aumento de la expectativa de vida en las sociedades modernas, las consultas psicológicas y el sufrimiento humano han ido aumentando notablemente, así cómo el miedo y rechazo a experimentar experiencias emocionales desagradables, una característica humana y funcional.

Y estos comportamientos terminan siendo el camino hacia el Estrés, la Ansiedad, la Depresión.

Hay ciertas asociaciones verbales que tienen una fuerte carga, como por ejemplo el sufrimiento se asocia a lo anormal, involucrando conceptos como incapacidad, lo que sería imposibilitado a actuar. Sentir tristeza, miedo, enojo, vergüenza es sinónimo de estar enfermo, y estar enfermo de «no poder hacer». De lo contrario  «sentirse bien» como sinónimo de salud mental.  Así se desprenden una red de valoraciones y comportamientos conectados con el ser normal o anormal.

Y hay un gran problema con estas asociaciones culturales, porque pareciera que el sentir o pensar de determinada manera conduce a actuar de tal otra, pareciera que el problema está en como se siente o se piensa, esto conduce a ideas de de ser inapropiado o estar defectuoso por tener esas experiencias internas, impidiendo a la persona vivir con plenitud y hacer lo que le hace sentido. Las experiencias internas desagradables son puramente humanas, no hay nada de malo con ellas, es tener presente que el problema no es lo que se siente o piensa, sino las acciones o inacciones llevadas mas cerca o lejas de una vida con sentido.

Los valores personales si les hace espacio, pueden ser una hermosa guía, aun sintiendo ansiedad, la pregunta sobre ¿qué de verdad querés para tu vida? ¿qué aspectos, relaciones, actividades, cualidades internas querés cultivar para tener una vida con sentido?

Se abre un campo inmenso para trabajar cuando se abre la conexión con lo propio, el sentido de quien se quiere ser, y la lucha con la ansiedad, con no sentir o pensar de tal o cual manera, está acercando o alejando de lo que de verdad importa, y que estoy haciendo por ello.

Una de las características de los patrones de afrontamiento sin atención plena es la fuerte lucha con los sucesos doloroso de la vida, la conexión con el futuro distanciando del presente, activando el sistema de alarma. Lo que no nos permite atravesar la situación actual con calma y serenidad, en esto la formación en atención plena y particularmente el proceso de aceptación radical de la realidad funciona como una alternativa de afrontamiento mas saludable de los acontecimientos vitales dolorosos de los que no podemos escapar.

La práctica de la conciencia plena ofrece una oportunidad para vivir de un modo diferente al aprendido, aquietar la mente, centrar la atención en lo que está inter-siendo momento a momento, de este modo podemos permitirnos pausas y detenernos a meditar sobre lo que de verdad es importante para poder cultivarlo día a día.

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