Teoría Evolutiva de las Emociones

«Lo que las personas sienten es tan importante como lo que hacen» B. F. Skinner

La teoría evolutiva de las emociones es un enfoque en psicología evolutiva, surge ante los fundamentos de la teoría de la evolución de Charles Darwin.

La psicología evolutiva que se centra en el papel que las emociones tienen en la adaptación y supervivencia de los organismos y a lo largo de la evolución de la especie.

Según esta teoría, las emociones son respuestas adaptativas que han evolucionado para ayudar a los organismos a enfrentar y resolver desafíos y situaciones problemáticas en su entorno.

La teoría evolutiva de las emociones sugiere que cada emoción tiene una función específica que ayuda a los organismos a enfrentar situaciones y desafíos particulares. Por ejemplo, el miedo es una emoción que ayuda a los organismos a identificar y evitar situaciones peligrosas, mientras que la ira puede ayudar a los organismos a protegerse de una amenaza o desafío.

Esta teoría ha sido ampliamente aceptada en la psicología, y ha sido apoyada por investigaciones que han demostrado que las emociones tienen una función adaptativa y que su expresión y regulación tienen efectos importantes en la salud mental y física de las personas.

De acuerdo a la teoría evolutiva, las emociones presentan tres componentes: el componente fisiológico (como cambios en la frecuencia cardíaca y la respiración), el componente cognitivo (como la evaluación de la situación que genera la emoción), y el componente conductual (como las acciones que se toman en respuesta a la emoción).

«Las emociones son como un sistema de noticias instantáneo que nos mantiene actualizados sobre lo que estamos haciendo y experimentando. Son respuestas necesarias para la adaptación a eventos vitales, y sin ellas, la supervivencia de la humanidad no habría sido posible. Cuando se activan, afectan la hemostasis del organismo y su duración, intensidad y frecuencia varían según el estímulo. En general, la mayoría de las emociones duran alrededor de 90 segundos. Además, se auto-perpetúan, lo que significa que una vez que se experimentan, pueden reactivarse una y otra vez. Si una emoción persiste durante un período prolongado, hablamos de «estado de ánimo».»

Las emociones básicas son el miedo, la ira, la tristeza, la culpa/vergüenza y el amor. De estas emociones se derivan una amplia variedad de experiencias emocionales que han sido definidas verbalmente en el complejo mundo de la psicología. Los seres humanos nacen con una predisposición biológica para experimentar estas emociones básicas, mientras que el resto de las emociones son aprendidas y, en general, son el resultado de una combinación de las emociones básicas.

La función de las emociones es la de comunicar a nosotros y a los otros nuestras necesidades en base al contexto y motivan a la acción.

Las conductas emocionales tienen dos funciones importantes:

  • Comunicar con el fin de influenciar y controlar las conductas de los otros.
  • Validar las propias percepciones e interpretaciones de los eventos.
  • Las emociones tienen efectos secundarios sobre las facultades cognitivas como la memoria, la atención, incluso sobre el comportamiento.

Emociones Primarias

Las emociones primarias son un conjunto de emociones universales e innatas que se cree que son experimentas por todas las personas, más allá de su cultura e historia vital.

Estas emociones primarias incluyen la alegría, la tristeza, el miedo, la ira, la sorpresa y el asco. A menudo se consideran «primarias» porque son las emociones más básicas y fundamentales que experimentamos como seres humanos. Se caracterizan por tener una expresión facial universalmente reconocida que se puede observar en diferentes culturas.

Ante la muerte de un ser querido, la experiencia emocional se asociaría a la tristeza. Cuando alguien agrede a otra persona rápidamente puede sentirse ofendido y enojada.

A lo largo de la vida, la historia de aprendizaje en diferentes contextos va moldeando y condicionando determinadas reacciones emocionales, esto significa que se establece un aprendizaje, llevando a respuestas conductuales que ofrecen mayor seguridad ante el afrontamiento del estrés.

Las emociones secundarias son emociones que se derivan de las emociones primarias y son más complejas. Estas emociones pueden variar en función de las experiencias y la cultura de una persona. Por ejemplo, la culpa, la vergüenza, la envidia y la melancolía son emociones secundarias que se derivan de la tristeza. La frustración, la impaciencia y la hostilidad son emociones secundarias que se derivan de la ira.

En resumen, las emociones primarias son emociones básicas e innatas que se consideran universales, mientras que las emociones secundarias son emociones más complejas y variadas que se derivan de las emociones primarias y pueden estar influenciadas por factores culturales y personales.